Page 34 - XXIV Monografías en Esclerosis Múltiple
P. 34
FUNDAMENTOS INMUNOLÓGICOS DEL TRATAMIENTO DE LA ESCLEROSIS MÚLTIPLE
34
PRR presentes en las células que participan en esta respuesta. Estos PRR también pue- den reconocer a los DAMP asociados al daño tisular. La activación de dichos receptores conlleva la producción de quimiocinas y citocinas proinflamatorias (TNF-α, IL-1, IL-6). Estas estimulan la producción de las proteínas del complemento, los reactantes de fase aguda y los péptidos antimicrobianos. A su vez, el sistema del complemento proporciona una primera línea de defensa contra los patógenos extracelulares. La ruta alternativa de activación puede desencadenarse por carbohidratos, lípidos y proteínas que se encuen- tran en las superficies microbianas. La ruta de la lectina se activa cuando la proteína de unión a la manosa o la ficolina se unen a las fracciones de carbohidratos en las superficies de los patógenos. La vía clásica puede activarse, antes de la aparición del anticuerpo, mediante la proteína C reactiva.
Cada una de estas rutas conduce a la activación de C3, que da como resultado la formación del complejo de ataque de membrana que puede causar la lisis osmótica del patógeno, particularmente en el caso de bacterias Gram negativas. La activación del com- plemento también da como resultado la acumulación de las opsoninas C3b e iC3b en superficies microbianas que son reconocidas por los fagocitos.
Las citocinas proinflamatorias activan también a las células endoteliales e inducen cambios en los vasos sanguíneos, como el aumento de la expresión de la E-selectina, ICAM-1 (intercellular adhesion molecule 1) y VCAM-1 (vascular cell adhesion molecule 1). Esto facilita el reclutamiento de fagocitos y moléculas efectoras solubles a los sitios de la infección. Todos estos fenómenos contribuyen a evitar la diseminación de la infección o del daño tisular y constituyen el proceso de inflamación aguda, que es por tanto la acumulación de leucocitos, proteínas plasmáticas y líquido derivados de la sangre en un tejido extravascular infectado o dañado.
Los fagocitos (neutrófilos, monocitos y macrófagos tisulares) representan el principal mecanismo de inmunidad natural para los patógenos extracelulares y para la eliminación de las células dañadas. Estas células expresan numerosos receptores que facilitan la fago- citosis microbiana, como CR3 y receptores de Fc para IgG, que se unen a C3b e IgG, respectivamente, en la superficie del patógeno opsonizado. Estas moléculas facilitan la in- clusión en fagosomas, que posteriormente se fusionan con lisosomas y gránulos de neu- trófilos formando fagolisosomas. La NADPH oxidasa, que está presente en la membrana del fagolisosoma, genera especies reactivas de oxígeno que, junto con diversas enzimas como la mieloperoxidasa, dan como resultado la producción de oxidantes potentes que destruyen la bacteria.
Los anticuerpos secretados por las células B son muy importantes en la defensa contra patógenos extracelulares y toxinas. IgM y algunas subclases de anticuerpos IgG pueden activar el complemento, lo que lleva a la producción de MAC microbicida y la libe- ración de subproductos que actúan como mediadores inflamatorios. Estos anticuerpos pueden inactivar el patógeno o toxinas por neutralización. Los anticuerpos IgG pueden opsonizar bacterias y potenciar la fagocitosis uniéndose al receptor de Fc en neutrófilos, monocitos o macrófagos. Esta opsonización se puede mejorar mediante la fijación del complemento en los complejos de bacterias-anticuerpos. Mientras que la IgM se limita principalmente al compartimento vascular, siendo muy adecuada para realizar su función dentro del torrente sanguíneo, los anticuerpos IgG pueden difundirse fácilmente entre compartimentos vasculares y extravasculares.